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El supositorio  

azulzelezte 55F
0 posts
7/3/2016 1:37 pm
El supositorio

He usado y abusado tanto de mi cuerpo que algún día éste me lo iba a reprochar, y ese momento llegó: mi pequeño, mi dulce chiquitín comenzó a darme tantas molestias al sentarme o al caminar que tuve que acudir al médico, contra toda mi voluntad.
Por comodidad busqué una doctora, pero no encontré una sola disponible para esa semana, así que no me quedó más remedio que entrevistarme con un médico. He de confesar que evito en lo posible acudir con estos profesionales, sean ginecólogos o de cualquier otra área de la medicina, por simple desidia; entonces, fui al consultorio de mala gana.
Luego de esperar casi media hora, lapso que sólo ayudó a incrementar mi malestar, por fin entré al consultorio y me encontré con un hombre muy corpulento, alto y de apariencia seria, muy severa. Su mirada me cohibió, por lo que al preguntarme qué problema tenía quise dar evasivas: "doctor, tengo una molestia en, este, la parte baja de mi espalda".
-¿Exactamente dónde, señora?
-Bueno, usted sabe, allí, donde me siento...
No es buena idea ir con el proctólogo y fingir que tienes algún padecimiento renal, por ejemplo. El médico hizo caso omiso de mis evasivas y me pidió pasar a un gabinete adjunto.
-Bájese el pantalón y arrodíllese allí --ordenó.
He de confesar que acciones semejantes las había hecho antes muchas veces, pero la situación era muy diferente ahora, por lo que me sentí incomodísima al arrodillarme frente a una especie de sillón y pegar mi pecho y mi cabeza en la parte horizontal del mueble. Cerré los ojos al permanecer en aquella posición, con las nalgas al aire, totalmente expuesta a la mirada del hombre.
No conforme con eso, el médico apretó un botón que hizo levantar más el sillón y, por ende, mi culo. Sentí que mi rostro ardía de la vergüenza, más cuando el tipo me preguntó:
-¿Acostumbra el sexo anal, señora?
-No, doctor --mentí, tratando de parecer lo más decente y seria posible.
-Bueno, va a sentir un poco de molestia...
Sentí sus dedos abriendo mi pequeño esfínter como si buscara la piedra filosofal, y después los metió, según dijo, buscando cualquier protuberancia. Ignoro cómo se hacen estas cosas, pero sentí que el doctor metió toda su manota en mi interior, o por lo menos que estuvo adentro bastante tiempo.
Finalmente salió y me dijo que era todo. Me apresuré a poner mi ropa en su lugar, todavía roja de vergüenza, y no volví a verlo a la cara. Me ordenó usar una crema y supositorios, por la mañana y por la noche. Le di las gracias y salí huyendo del consultorio.
Creo que desde niña no había usado supositorios y no tenía muy buenos recuerdos de ellos, pero dadas las circunstancias no tuve más remedio que comprarlos. Eran como balas grandes, y me sentí una adelita con su cartuchera al hombro.
El resto del día hice mi vida normal, y en la noche, cuando me desocupé, procedí a colocarme la bala. El aplicador de la crema es un tanto incómodo, pues no es redondeado, sino muy picudo, y como tiene seis orificios dispara crema por todas partes, por lo que acabé embarrada, mas logré ponerla en su sitio. Enseguida procedí con el supositorio. Ubiqué mi chiquitín, frente a él puse el medicamento y lo introduje lentamente, hasta que mi dedo chocó con el esfínter. Apreté, y supuse que el supositorio encontraría solito su camino, pero ocurrió lo contrario: sentí que poco a poco buscaba la salida. Me apresuré a impedirlo y volví a empujarlo, ahora metiendo el dedo para evitar que lo volviera a intentar. Creo que apreté el culo hasta que me quedé dormida.
Al despertar, me bañé y tuve que ponerme la bala matutina. Ya con la práctica, hice todo más rápido y me levanté, pues no tenía tiempo de quedarme acostada; sin embargo, otra vez el supositorio amenazó con salirse, así que volví a encerrarme en el baño para meterlo otra vez. Tuve que ir a la oficina caminando lentamente y con las piernas muy juntas.
Poco a poco olvidé el medicamento y ya en la oficina hice mi vida normal: subí, bajé, caminé, me senté, etcétera; por la tarde comí con un viejo amigo y quedamos de vernos al salir de trabajar. Era un tipazo. En alguna época salimos, pero por alguna razón rompimos y cada quien hizo su vida por su lado. Cuando nos volvimos a encontrar, descubrimos que éramos casi vecinos y nos veíamos con frecuencia. Él quería regresar, pero yo ya tenía un compromiso. De cualquier modo me sentía a gusto con él y en ocasiones nos dábamos nuestras escapadas. Gozaba de toda mi confianza.
Ese día era viernes y estaba sola, así que fuimos al cine y al volver me acompañó a casa; le invité un café y nos quedamos charlando largo rato en la cocina. Ya era tarde cuando me acordé de mi medicamento; para no correr a mi invitado, le encendí la tele y fui al baño para ponerme la bala. Lamentablemente, ocurrió lo mismo que en la mañana y tardé mucho, lo que motivó su curiosidad.
-¿Qué estás haciendo? --preguntó.
-Nada, ahorita vuelvo --le contesté. Pero comenzaba a desesperarme, pues la bala entraba y se salía con facilidad, debido a la posición vertical. Así pasaron unos cinco minutos más, hasta que se me escapó un "¡con una chingada!".
-¿Qué pasó? --volvió a preguntar. Ya molesta, tuve que decirle lo que estaba haciendo.
-Ven acá --me dijo--. Déjame ayudarte. Yo sé cómo hacerlo. Acuérdate que soy médico.
Casi médico: abandonó la escuela para ponerse a trabajar. De cualquier manera tenía algunos conocimientos muy útiles; por ejemplo, era él quien solía inyectarme y a él recurría para aliviar malestares sencillos. Así pues, salí del baño y me puse en sus manos.
Como dije, le tenía confianza; me había visto desnuda muchas veces, por lo que cuando me acostó y me bajó la pantaleta, no sentí ningún problema. Al sentirme relajada, me colocó el aplicador, lo fue metiendo con cuidado y, cuando estaba adentro, apretó el tubo, de modo que la crema salió por los seis orificios del aplicador, llenando de crema mi chiquitín. Sentí que la piel se me ponía chinita y comencé a respirar agitadamente, más cuando metió un dedo y comenzó a untarme la crema con cuidado, en el borde y adentro.
Cuando me dijo al oído: "Va el supositorio", involuntariamente abrí las piernas y levanté ligeramente las caderas, esperando con ansiedad. Poco a poco sentí la bala adentro, acompañada de uno de sus dedos, que la introducía lejos del esfínter. Sentí que el aire me faltaba y empecé a mover las nalgas, apretando su dedo que yacía dentro de mí. Entonces me dijo:
-Esta bala necesita una buena pistola...
Y de repente sentí otro supositorio, más grande y caliente, que introdujo de un solo golpe, sin oposición del esfínter, que ya estaba relajado por la crema, el dedo y el supositorio original.No pude ahogar una exclamación. Lo sacó a medias y lo volvió a meter, lo volvió a sacar y lo volvió a meter, y así, sucesivamente, hasta que mi visión se nubló. Yo apretaba mi chiquitín para evitar que el visitante saliera, a pesar de lo cual él entraba y salía cada vez más rápido hasta que estrujó mis nalgas con ambas manos y se detuvo de golpe, diciendo simplemente "¡ya!".
A pesar de que yo lo tenía bien apretado, sacó aquel supositorio gigante para depositar en mis nalgas otro tipo de crema, casi líquida, y después dejarse caer en la cama. Mientras reposaba, comenzó a embarrar su crema en mis nalgas y a besarme las mejillas.
-Su problema, señora --me dijo, con aire de doctor--, es que usted mete en su cuerpo muchos objetos descuidadamente o a la fuerza, cuando debe hacerlo con delicadeza, con dulzura. Hágalo así y le prometo que no volverá a sentir molestias.
A partir de entonces decidí hacerle caso a los profesionales: durante la siguiente semana, mi doctor pasaba puntualmente por las mañanas para ponerme mi supositorio, tras lo cual me llevaba a mi oficina; por las noches pasaba por mí y me llevaba directamente a la cama, donde incluso me duplicaba la dosis.
Una semana después, el otro galeno me dijo que estaba curada.


chivitoalegre5 60M

7/3/2016 2:32 pm

mmm yo tambien puedo poner supositorios e inyecciones aunque no soy doctor
besos


HNUEVO65 58M
1687 posts
7/3/2016 2:46 pm

Deliciosa forma de curarte!


Terraned 65M
963 posts
7/3/2016 5:53 pm

Lo bueno es que ya quedaste bien del chiquitín, lo malo es que vas a querer seguir con la doble dosis de aplicación jejeje, Saludos!


PesadoTam 44M
731 posts
7/3/2016 7:54 pm

pos buena ense;anza... a las que acostumbran esos supositprops


cantabro47 65M
5529 posts
7/4/2016 3:01 am

excelente cura


rm_PLEON61 51M
3 posts
11/26/2016 5:06 pm

en verdad espero poder ayudarte cuando gustes.....


Leomind2 50M
8 posts
9/12/2017 9:46 pm

Azul, me has conquistado con tu blog... espero tener una oportunidad de contactarte


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